domingo, 17 de mayo de 2009

● Caras vemos, calzones no sabemos.

¡Por fin!¡Colores!

He aprendido muchas veces que, no siempre debemos juzgar a la gente por sus apariencias, o por sus tendencias o por cómo afecta en tu vida por más indirecto que sea. También aprendí que nunca terminamos de conocer a las personas. Siempre andar con cautela con quien uno se junta, sin dejarse llevar por los prejuicios. Porque esa persona, o puede sorprenderte, o puede decepcionarte.
Nunca falta un hipócrita, hay que tener cuidadito no más. Si todos los que existen, me dieran un Euro cada uno, los dejaría chiquitos a Bill Gates y a Fidel Castro. Por desgracia.

A todo esto también se le incluye la raza y procedencia. Hay pensamientos generales y generalistas de cada uno. Pues pueden haber cosas ciertas, pero no en todo el mundo. Pueden haber cosas falsas, pero si en algunos. Al final todo es relativo. Pero no hay excusa para maltratar ni ver mal. A ver señorcito del KuKluxKlan, que te intente salvar la vida un negro, acéptalo o muérete.

Ah, otra cosita: en el Perú, tengamos dientes o no, seamos un pueblo o no, vivamos de carritos sangucheros o no, seamos mestizos o blancos; somos un país luchador con suficiente capacidad intelectual para cualquier cosa que cualquiera pueda hacer. Todo eso que nos creen, lo serán quienes caigan tan bajo como para hacer caso a lo que muestra la hija de la guayaba de Laura.

Tampoco somos instrumentos de risa, somos humanos. Soy peruano, soy cholo. ¡!Qué rico es ser cholo c*rajo!!.

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